Cuántas veces sentimos que no podemos avanzar en un escrito, tenemos la idea, deseamos plasmarla en palabras pero “la inspiración no llega” y estamos detenidos por indeterminado tiempo, así, con el cursor parpadeando delante de nosotros, desafiante, diciendo “anda escribe, te estoy esperando” y las palabras no logran salir con el sentido deseado; le echamos la culpa al entorno, a que tenemos la cabeza hecha todo un desastre, al stress, a la rutina, a la falta de tiempo y la lista de pretextos incrementa.
Sea el motivo que sea la verdad es que sólo estamos prestando nuestra atención al bloqueo, no cambiamos nuestro enfoque, estamos cada vez más pendientes de cuanto nos va a tardar llenar esa hoja en blanco, pero no nos damos cuenta – o no queremos darnos cuenta – que somos nosotros mismos los que no nos permitimos avanzar ¿y si cambiamos nuestro atención? ¿si tan sólo por un momento pusiéramos color a la hoja? el bloqueo desaparecería casi por arte de magia.
Pues bueno, el “truco de magia” está en correr el ‘riesgo’ en enseñarle a la mente como ser creativa, a dejar la zona de confort del bloqueo – porque si, llega a ser una zona de confort- y dejar que la imaginación fluya. Puede decirse fácil pero lo ‘no tan fácil’ está en llevarlo a la práctica, para eso hay herramientas dentro de la Programación Neurolingüística (PNL) que nos pueden ayudar a llevarlo a cabo; si, la PNL en la escritura creativa, un campo nuevo, casi sin explorar a no ser por el escritor uruguayo, autor de “El Cucaracho y otras aventuras” -recientemente publicado en México- Hector D’Alessandro.
(Fragmento de la entrevista en Burrito Mood)
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