Llevo días, en concreto seis, en que bajé el
ritmo, o mejor sería decir que la novela, desarrollada, me lo ha bajado a mí.
Todo el planteo necesario para llegar a esa escena cumbre que debe haber en
cualquier novela, ya está puesto. Y luego, la bajada final la tengo
completamente en mi imaginación. Las últimas frases del libro las sé de
memoria.
Quizás incluso termine antes del día calculado y ya podré comenzar a releerla con el objetivo de corregirla, recortar, pegar, toda una parte que hace años, antes de aprender coaching, me aburría y que ahora disfruto tanto como del mismo proceso de escritura.
La librería cerrará el día 18, que aprovecharé a tomármelo de descanso y el 19 concluiré.
Es decir que en los
seis días que quedan se escribirán entre unas treinta y cincuenta páginas que
nos llevarán directamente a la llanura donde pace la palabra FIN.
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