viernes, 21 de marzo de 2014

Diario de la escritura de esta novela. Primera entrada.

Advertencia: este diario no es recomendable para las personas que necesitan, para leer un libro, guardar la expectativa de descubrir algún tipo de misterio. En este diario se revelarán quizás, de antemano, algunas claves importantes de la redacción de esta, en principio, novela.

Abro así la primera entrada de este diario de escritura.
Como pueden ver y leer, procuré especificar que "en principio" se tratará de una novela. Me guardo de este modo el as en la manga para poder cambiar y adaptarme a lo que el propio proceso de escritura vaya develando.
Hecho este apunte voy a dejar que mi cerebro ordene las ideas, redactándolas aquí mismo, que tenía previamente sobre este libro y que han ido surgiendo y en cierto modo luchando unas con las otras para tomar el lugar de preponderancia en mi atención creativa.
Cuando viajaba desde España hacia México el día 6 de marzo de este mismo año, hace ahora quince días, soñé durante el vuelo, que al fin realizaba este proyecto de escribir en un lugar público, delante de la gente, un poco a modo de torre transparente, por oposición a las torres de sólido marfil. Una transparencia muy de nuestra época, época líquida.
Este mismo blog no es fruto del azar de una noche ni de la ocurrencia repentina, cualquiera puede comprobar que tiene vida desde el año 2008, momento en que comencé mi acción como blogger y posteriormente como videoblogger.
Luego, con mi cuerpo ya dormido sobre camas terrestres y no sobre un pequeño asiento a miles de metros de altura, soñé, una vez más, con este proyecto, sólo que ahora, soñaba las primeras frases del libro y una imagen suelta de índole y espíritu familiar. Algo muy frecuente en mi, el soñar las primeras frases de un texto, y también el ver dentro de las cámaras de mi mente, imágenes sueltas que de alguna manera misteriosa me guían a lo largo de todo el proceso de escritura.
La frase hacia referencia a una familia, ninguna que yo conozca en la realidad, pero decía sobre que se trataba de una familia rara, extraña y de alguna manera abierta a fenómenos de idéntico signo.
La imagen era la de un niño sentado en la puerta de su casa con los padres a su izquierda y un amigo imaginario a su derecha. Me costaba mucho ver el rostro de ese amigo imaginario a su lado y además iba vestido ese amigo de un modo brusco, con ropas y géneros tajantes y agrietados,realmente como si fuera vestido con una larga sotana con capucha confeccionada en cuero, un cuero polvoriento, como un monje medioeval. Me costó bastante entender en el sueño que ese amigo imaginario no era amigo sino amiga y que se trataba de La Muerte.


2 comentarios:

Adriana Morán dijo...

Love it...

Héctor D'Alessandro dijo...

Gracias, Adriana, un besazo y hasta prontito.