La prosa rítmica de R. L. Stevenson
Héctor D’Alessandro
“A strong cold wind blew up the right street and round the castle rock. It produced small waves on the Nor’Loch and leaves fell from the trees. The clouds hid the crescent moon but occasionally let a moonbeam fall on the town. It was very cold and the streets were slippery. There was ice in some of the corners of the loch and it was probably going to snow before the morning”.
“The plague cellar”
Reproduzco aquí el comienzo del relato “the plague cellar” (El sótano de la peste”). Alcanza ver y apreciar este párrafo para entender la totalidad de la obra de Stevenson. Alcanza con ver y leer cualquier párrafo de la prosa de Stevenson para comprender la inmensa sabiduría concentrada que hay en cada uno de ellos. A poco que se la estudie cae uno en la cuenta de que no hay una sóla palabra o frase que no esté calibrada. Todo está medido de tal manera que determina incluso el tamaño de sus novelas, de sus relatos y de sus escenas con arreglo al ritmo de frases y párrafos. Todo está narrado de un modo tal que no se puede extender en divagaciones o hinchar artificialmente una escena o un capítulo. El ritmo de las frases y su método de construcción de las frases y de los elementos propiamente narrativos hacen que las escenas sean una cantidad determinada y no otra. No se puede concebir “Dr. Jekyll and Mr. Hyde” con una escena mas sin caer en un absurdo melodrama.
Y todo se debe al fraseo de su prosa y su método de construcción de su mundo narrativo.
Vamos a sus frases. Stevenson no usa nunca una frase subordinada. Casi todas sus frases son coordinadas y yuxtapuestas. Y el propio sistema de la coordinación de frases hace que el ritmo sea de fácil captación para el lector. El mismo ritmo hace que las imágenes que allí se narran se puedan imaginar con facilidad. Tiene de algún modo la cadencia del coro (explicativo) griego que hace una suerte de recitado con aclaraciones intercaladas.
El uso de la conjunción “y” (and) y el modo de adjetivar y enumerar explican por sí solos el noventa por ciento de su prosa, su eficacia y el llamado caracter “visual” de ésta. Una consecuencia interesante de trabajar este tipo de prosa es que hace “visual” a la narración”. Es “visual” como efecto secundario no como objetivo principal.
1. Los pares de verbos en las frases o la coordinación de verbos.
Sus personajes nunca hacen sólo una cosa a la vez, siempre hacen dos y más y a veces en compañía de otros personajes que también hacen cosas de a pares.
En sus relatos y novelas nadie se sienta y luego bebe y habla con otro personaje que también bebe o, pongamos por caso, fuma. No, sus personajes beben mientras se acomodan en la silla y contestan a su acompañante que se rasca la cabeza mientras enciende un cigarrillo.
2. Los adjetivos que acompañan a la acción.
Adjetiva constantemente la acción de los personajes. Un personaje de Stevenson, si él quiere destacar algún elemento importante, resulta adjetivado indirectamente, a través de su accionar. No sólo cierran la puerta y toman el camino, sino que cierran con calma la puerta y toman el camino sin mucho entusiasmo.
El método de adjetivar la acción del personaje antes que al personaje hace que el elemento de cambio dentro de la narración sea más fácilmente controlable por el narrador. Con el cambio en la adjetivación de la acción se van presentando subrepticiamente al lector los cambios internos que se han producido en el personaje. Este método de adjetivación evita los resumenes y elude casi por completo las elipsis.
3. La enumeración.
Cuando Stevenson desea enumerar no lo hace de cualquier manera.
Si enumera objetos, pongamos por caso melones, manzanas, higos, peras, uvas, sandía, melocotones, fresas y plátanos, los enumerará del siguiente modo:
Melones y manzanas, higos, peras y uvas, sandía, melocotones y fresas, plátanos.
Siguiendo una pauta de 2-1, 2-1
Si lo que enumera son acciones y las acciones por ejemplo son
Leyó, comió, saludo, salió a la calle, tomó la acera principal, volvió al atardecer.
Seguirá el mismo método 2-1
“Leyó y comió, salió a la calle, tomó la acera principal y volvió al atardecer”.
O bien:
“Aunque estaba leyendo terminó de comer, salió luego a la calle, nada más tomar la acera principal pensó en volver al atardecer”.
Frase coordinada- frase simple- frase coordinada.
4. La presentación de los personajes como ruptura en la adjetivación.
El único momento en que Stevenson olvida de modo consciente la adjetivación por pares de adjetivos es en el momento en que aparece un personaje por primera vez. Como si en ese momento se propusiera trazar un retrato breve con sobreabundancia de adjetivos. Pero luego de esta momentánea orgía adjetival vuelve a su ritmo habitual.
No sólo adjetiva con profusión en el momento de presentar a un personaje, también le adjudica algún rasgo y hace incluso reflexiones sobre algún tipo de característica o condición especial del personaje. Pero es en el único momento en que lo hace.
De este modo el conjunto de la prosa de Stevenson parece un campo de flores bien cortadas que cada tantos metros, bien calculados, tiene una explosión de floración y color, de este modo logra que el personaje destaque de su horizonte siempre igual, en el momento de aparecer.
“Mr. Utterson, el abogado, era hombre de semblante adusto jamás iluminado por una sonrisa, frío, parco y reservado en la conversación, torpe en la expresión del sentimiento, enjuto, largo, seco y melancólico y, sin embargo, despertaba afecto”.
La presentación de Mr. Utterson, nueve adjetivos directos y dos indicados de modo tangencial –“jamás iluminado por una sonrisa” y “despertaba afecto”, primer párrafo de “Dr. Jekyll adn Mr. Hyde” quizás sea un desbordamiento adjetival dentro de la producción de Stevenson pero si lo cito aquí es justamente para que se vea el carácter excepcional de este modo de adjetivación que luego, en la novela vuelve a su cauce habitual de modo inmediato.
Con este método de composición no se puede detener, por ejemplo, en digresiones, lo que hace que sus tramas rayen en la perfección. Ningún tipo de ripio tiene cabida. El sistema de economía interna que rige a su prosa evita al mismo tiempo el tener que aclarar detalles inconexos. Como mucho con una carta los aclara pero a su vez, estas cartas no pueden constituirse como elementos ajenos al método de composición central. Tienen que respetarlo. De ahí que gracias al método de Stevenson las cartas explicativas de sus personajes son narraciones, asimismo, trepidantes.
Su método de composición operó como elemento catalizador a la hora de descubrir su propio estilo en Marcel Schwob; su mejor discípulo quizás y el mejor amplificador de su vasta influencia. Schwob lo tradujo al francés, lo siguió en su aventura, también se fue a vivir a Samoa.